El cólico se inicia generalmente después de las tomas y se caracteriza por un llanto. Es más frecuente durante la tarde o noche y puede durar más de 2 horas.
Estos aparecen a partir de la primera semana de vida y probablemente se extenderán durante los primeros 3 meses de vida con una frecuencia diaria. Pueden acompañarse de movimientos de flexión de las piernas sobre el abdomen, flexión de brazos, apretar los puños, muecas diversas, irritabilidad general y emisión de gas intestinal. El lactante suele consolarse si le cogemos en brazos, a no ser que se le haya dejado llorar durante mucho rato.
Cómo averiguar si el lactante llora más de lo normal
Para poder apreciar si el lactante llora más de lo normal te conviene saber que, en esquema y en cuanto al llanto, hay tres tipos de hábitos normales en los niños:
El bebé tiene más horas de llanto desde la 3ª a la 9-12ª semana, y luego éstas descienden paulatinamente. El periodo de llanto es más frecuente (75% del total) desde las 18:00 a las 8:00 h, y menos frecuente (25% restante) de las 9:00 a las 17:00 h.
Las causas que provocan los cólicos…
En algunos casos, el llanto está producido por causas digestivas, la más frecuente es la intolerancia a las proteínas de la leche que toma el niño (si toma biberón —la leche está adaptada a partir de la leche de vaca—) o porque la madre ingiere excesivos productos lácteos (si las tomas son del pecho).
Podemos decir que en la mayoría de ocasiones existe un aumento en la producción de gas intestinal o una incapacidad para su correcta eliminación. Pero casi siempre ocurre por una mala técnica de alimentación, en la que el lactante traga demasiado aire, más el hecho de que pasa muchas horas en posición horizontal en la cuna. También se cree que los cólicos podrían estar causados por un aumento en la producción de algunas hormonas del intestino (motilina, gastrina, etc.) que incrementarían demasiado la frecuencia e intensidad de los movimientos intestinales.
A continuación encontrarás una lista de cosas que pueden aliviar que tu bebé tenga cólicos.
-
Lleva al bebé al pediatra al menos una vez para comentar el problema de los cólicos. Él lo revisará y te confirmará que el bebé no tiene ninguna enfermedad, y te recomendará un tratamiento. Es recomendable, por tanto, procurar no irritarse si el lactante llora y tener paciencia para no empeorar la situación.
-
Comprueba que no está hambriento o demasiado lleno. Un escaso aporte de leche materna o biberón puede ser la causa del llanto. Igualmente, si el lactante está demasiado lleno (le estás dando de comer muy a menudo, le das un suplemento de biberón demasiado grande, tienes mucha leche, etc.) también puede que llore. Revisa estos aspectos y trata de corregirlos.
-
Intenta que coma a gusto y se coja bien al pecho o a la tetina del biberón. A veces, el lactante no come a gusto por varias causas, entre las que destacan las siguientes:
-
El pezón es muy pequeño.
-
El lactante chupa sólo del pezón y no del pezón y la areola.
-
Las pezoneras están mal adaptadas.
-
El uso de biberones con válvulas, biberones con agujeros demasiado pequeños o grandes.
-
La mala postura al alimentarlo o la nariz tapada.
-
-
Comprueba que no esta incómodo/a. Hay varios factores que pueden incomodar al lactante, entre los cuales destacan: Ropa demasiado apretada, el exceso (calor) o falta de ropa de abrigo (frío), falta o exceso de contacto con los padres, humedad (comprueba que no va mojado/a o sucio/a).
-
Levántalo y cógelo en brazos. Probablemente su bebé echa en falta el ritmo de vida intrauterino, cuando sentía los latidos del corazón y la respiración de la madre durante todo el día. Se sentirá satisfecho y calmado si le coges, le abrazas y le acaricias, actividades rítmicas muy útiles.
-
No le des de comer cada vez que llora.
-
Evita que duerma excesivamente durante el día. Si ha dormido ya tres horas seguidas, despiértalo suavemente y estimúlalo.
-
Mantén al bebé en posición vertical durante el mayor tiempo posible, procurando que no se sienta incómodo: ponle en una mochila para bebés y pasea con él. También puedes ponerle un poco incorporado en una tumbona para bebés. No olvides cambiarle de posición de vez en cuando, tanto si está en brazos como en la cuna.
-
Procura que se sienta confortable: siéntate, acuéstalo sobre tus muslos y mueve las piernas arriba y abajo con un ritmo suave. Acurrúcalo en un extremo de la cuna, o envuélvelo en una manta pequeña de cuello para abajo y con los brazos a los lados, de manera que se sienta más protegido. Dale golpecitos o frótale la espalda para hacerle eructar después de las comidas (aunque no es imprescindible). Hazle masajes suaves en la barriga o túmbale y muévele las piernas como si fuera en bicicleta.
-
Dale un baño templado proporciónale un ruido continuo o rítmico, como música de radio suave (clásica), o un ruido de fondo regular (un ventilador o un aspirador).
-
Minimiza tu propia fatiga y agotamiento.
-
Si le das el pecho, sigue haciéndolo: si el bebé necesita más calorías, puedes darle un suplemento de biberón alguna vez al día (previa consulta con el pediatra), pero la leche materna es la más recomendable. Si le das biberón, no cambies de preparado (marca) a menos que tu pediatra te lo indique, y consúltale en seguida si tiene diarreas o vómitos persistentes.
-
Puedes usar el chupete como último recurso. Aunque es probable que si le das el pecho exclusivamente, no lo quiera. No lo hagas durante los primeros días hasta que el aporte de leche esté bien establecido: la consistencia, el sabor, el tacto, la elasticidad y por ello, la manera de succionarlo, es distinta de la del pezón, y puede desorientar al lactante que está aprendiendo a mamar.
+34626612969
mcastillo@desydes.com