1. Cuidados del recién nacido
  2. Frecuencia y duración de las tomas
Cuidados del recién nacido

Frecuencia y duración de las tomas

Frecuencia y duración de las tomas

Dar el pecho:

  • Frecuencia: cada bebé tendrá su ritmo de tomas. Después del nacimiento, los recién nacidos presentan un periodo de «somnolencia» conocido como período de letargo, pudiendo durar hasta diez horas o más. Durante este período debemos respetar si el bebé no quiere amamantar aunque el pecho se debe ofrecer con frecuencia (cada tres horas aproximadamente) y recordar a las madres los signos de hambre. Una vez superado el período de letargo, los lactantes realizan entre 8-12 tomas en 24 horas repartidas en función de sus necesidades sin un horario fijo.
  • Duración: es muy variable de un niño a otro. No hay que limitar el tiempo de la toma, se considera aceptable entre cinco y veinte minutos pero debería finalizar cuando el bebé quede relajado y deje él espontáneamente el pecho.

¿Cómo se puede saber si las tomas están siendo correctas y suficientes?

Hay una serie de signos tanto del bebé como de la madre que nos pueden estar indicando si la lactancia materna está siendo efectiva o no.

Los signos que nos indican que las tomas están siendo efectivas son:

  • Durante la toma, el lactante relaja progresivamente brazos y piernas y suelta espontáneamente el pecho al finalizar la toma.
  • La frecuencia de micciones y deposiciones en recién nacido es normal.
  • Al finalizar, se identifica humedad alrededor de la boca del bebé.
  • La madre nota signos de eyección, el pecho se ablanda progresivamente e incluso sale leche del otro pecho.

Por el contrario, son signos que nos deben hacer pensar en tomas no eficientes:

  • Durante la toma, el bebé se muestra intranquilo y exigente, suelta y coge el pecho intermitentemente.
  • Globalmente el recién nacido realiza menos de ocho tomas al día.
  • Frecuencia de micciones y deposiciones en recién nacido no normal.
  • La madre nota dolor o molestias en el pecho o en el pezón y no refiere signos de reflejo de eyección. Además, el pecho está rojo, hinchado o dolorido.

Independientemente de la posición utilizada, el punto clave en la consolidación de la lactancia materna es conseguir un buen agarre (afianzamiento). Para conseguir un buen afianzamiento hay que colocar el cuerpo del recién nacido frente a la madre, con la cabeza bien alineado en el pecho. Hay que introducir gran parte de la areola en la boca del bebé.

Para saber que la postura es correcta, la barriga del bebé debe estar en contacto con la de la madre, posición de ombligo con ombligo, la boca debe estar bien abierta, el labio inferior hacia fuera, las mejillas redondeadas cuando succiona (no hundidas) y la nariz y el mentón pegados al pecho. Siempre la areola debe ser más visible por encima de la boca. No es aconsejable que la madre separe con los dedos, la nariz del pecho ni que haga maniobras de «pinza» con el pecho, a menos que sean pechos de gran tamaño y obstruyan la nariz del bebé. Este es el principal temor de las madres, tener el recién nacido muy pegado al pecho materno y la sensación que puedan asfixiarlo mientras lo amamantan, pero es esencial para una buena técnica. Imprescindible que el recién nacido no tire del pezón para evitar la aparición de grietas.

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